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DISEÑO Y ESTILOS DEL BONSAI

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Mensaje por Administrador Lun Mar 26, 2012 6:46 am

Diseño
La observaci6n atenta de un bonsai nos pondrá en evidencia que todas sus partes, desde las raíces hasta las ramas, pasando por el tronco y el follaje, presentan en conjunto un aspecto único de equilibrio y armonía. Para con seguirlo, su creador ha jugado con la forma, la línea, la proporción y la apariencia de madurez de la planta.
Este equilibrio depende de una serie de factores como: la localización de las ramas, la distribución de las hojas, la situación de la planta en la maceta y la variedad del tamaño de las ramas.
Pero no debe confundirse equilibrio con simetría. Rara vez encontraremos un bonsai simétrico, en cambio, todo bonsai que se precie de tal será equilibrado y para lograrlo es imprescindible estudiar la distribución de sus elementos para sacarles el mejor partido y, combinándolos, conseguir el equilibrio. Por ejemplo, si un bonsai presenta una rama más gruesa a un lado del tronco, puede equilibrarse por una curva al otro lado del mismo.
Si trazamos las siluetas muy esquematizadas de varios bonsais clásicos observaremos que presentan un hecho en común y es que sus siluetas siempre dibujan un triángulo escaleno. Ello obedece a la razón de que el diseño tradicional del bonsai está basado en la regla denominada de los tres puntos,

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La silueta de un bonsai clásico siempre dibuja un triángulo escaleno

(que siguen las obras de arte clásicas japonesas), según la cual el punto más bajo simboliza la tierra, el punto medio el hombre y el punto más alto el cielo. Estos tres puntos determinan los vértices de un triangulo escaleno (fig. 1).
Seguidamente analizaremos las características básicas que deben presentar los distintos elementos del bonsai para un buen diseño. Los elementos considerados son: el tronco, las ramas, el follaje, raíces y la maceta.
Pero antes de pasar al análisis de los diversos elementos del bonsai, es conveniente hacer hincapié en una característica de este tipo de obra de arte que es el bonsai, y que es la existencia de una cara y una espalda. Considerarlo es básico a lo largo del proceso del diseño.

Cara y espalda
Imaginarnos la cara y la espalda de un árbol que crece libremente en el bosque probablemente nos exigiría poseer una imaginación desarrollada y desbordante, ya que el sentido común, la practica de la observación y el conocimiento sobre la naturaleza y características de las especies arbóreas, nos demuestran a cada paso que un árbol puede mirarse desde cualquier dirección y no se distingue una cara ni una espalda, en todo caso, desde cada punto de observación obtendríamos imágenes similares aunque casi imperceptiblemente distintas.
Pero en un bonsai, cara y espalda son muy importantes, ya que es una planta cultivada de una forma especial para que llegue a convertirse en una obra de arte que no es bidimensional (como una pintura), sino tridimensional (corno una escultura) y la consecución de esta tridimensionalidad nos la facilita la existencia de una cara y una espalda.
Al escoger y preparar una planta en concreto para hacer de ella un bonsai, uno de los primeros pasos a seguir es decidir cuál será su cara, o sea, cuál será su parte frontal desde la que será observado y admirado. Obviamente, se elegirá el lado o cara que potencialmente pueda presentar la estructura del árbol en la forma más ventajosa.
Ahora bien, no solo van a guiarnos consideraciones estéticas en el momento de decidir cuál va a sen la cara del bonsai, sino que el artista creador no olvidará la parte práctica y el sentido común que le aconsejarán elegir aquella cara que, en vistas al trabajo con la planta para su posterior diseño, presente menos dificultades de acuerdo con el estilo y carácter del futuro bonsai. Así, por ejemplo, si un árbol contemplado por uno de sus lados presenta demasiadas ramas que crecen directamente hacia adelante u otros defectos o inconvenientes que nos hagan suponer que al ser corregidos van a dejar huellas o cicatrices, lo mejor es escoger otro lado como cara frontal que nos presente menos obstáculos, aunque en principio el primero nos pareciera más apropiado.
La cara de un bonsai siempre debe estar relativamente abierta y airea da. Como consecuencia de ello, no debe presentar grandes ramas que crezcan directamente hacia el frente, ni tampoco grandes raíces superficiales. T pueden extenderse en todas direcciones, pero si hay una excesiva mente grande, debe quedar en la parte posterior.
La espalda del bonsai tiene importancia no tanto por ella misma como por o que añade a la apariencia del árbol cuando se ye de cara.
La sensación de tridimensionalidad, que decíamos al principio debe ofrecer el bonsai, se consigue gracias a las ramas que crecen en la parte posterior, en la espalda del bonsai, creando una sensación de profundidad y proporcionando una calidad tridimensional al dar también una buena perspectiva de fondo del follaje.
La elección, pues, de la cara del bonsai, ya que la espalda se define inmediatamente al decidir la primera, es un primer paso en el proceso del diseño que puede facilitar o dificultar dicho proceso, y asimismo el crecimiento del bonsái, de ahí la importancia de saber realizar una buena elección.

Tronco
Ninguno de los elementos citados es m importante que otro. No obstante, el tronco es el que se convierte en el eje central del árbol y por eso es el que merece primeramente nuestra atención.
Insistiendo en que un bonsai intenta reproducir en miniatura la apariencia de viejos árboles tal como se encuentran en el paisaje natural, comprenderemos la importancia del grosor del tronco del bonsai, ya que un tronco grueso indica un árbol de varios años de edad y ayuda a darle un, aspecto vetusto. Pero no hay que olvidar que el equilibrio es la base de) un buen diseño, y por lo tanto se deben evitar troncos excesivamente gruesos, ya que pueden romper la armonía del conjunto al no guardar la debida proporción con el resto de los elementos del bonsai, consiguiéndose, a veces, un efecto grotesco en lugar de un efecto armónico.
La altura del árbol debe ser aproximadamente seis veces la anchura de la base del tronco

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Para evitar estos resultados indeseables a causa de la desproporción del grosor del tronco en relación con el resto de los elementos, lo más fácil es seguir la siguiente norma que se acepta como básica y general y es que la altura del árbol debe ser aproximadamente seis veces la anchura de la base del tronco (fig. 2). Guardando siempre esta relación entre el grosor del tronco y su altura se eliminará el peligro de caer en una desproporción totalmente inarmónica.
Si el bonsai debe reproducir el aspecto del árbol al natural es fácil observar que los troncos de los árboles siempre son más gruesos en la base y van adelgazando a medida que se acercan a la copa, por eso en un bonsai se evitarán los troncos totalmente cilíndricos que presentan la misma anchura en la base que en la copa, ya que el efecto resulta antinatural. El grosor del tronco ira disminuyendo progresivamente a medida que se acerca al ápice, su punto terminal.
Muchos bonsais presentan troncos más o menos retorcidos, ya que las curvas en los troncos de los árboles son signo también de vejez. Los bonsais con muchas curvas en el tronco pueden resultar originales pero son menos atractivos que aquellos que tienen sólo una o dos curvas pero bien distribuidas.
Estéticamente se valoran más, en la mayoría de los casos, las curvas e inclinaciones suaves que las bruscas. Estas ultimas, aparte de ser difíciles de lograr, lo único que consiguen es dar un aspecto poco natural y más bien esperpéntico al árbol. Las curvas suaves son las mas fáciles de encontrar en troncos de viejos árboles que crecen en un medio natural, y por ello son las que el bonsaista intentará crear al ir formando el bonsai. El tronco presentaré las curvas a mano derecha o izquierda, pero nunca debe curvarse hacia adelante, es decir, no debe estar en la cara del bonsai, pues podría romper el equilibrio del conjunto.
El otro punto a considerar respecto al tronco, después del grosor, es la altura. esta depende, en primer lugar, del estilo del bonsai, de la extensión de las ramas mas bajas y también del propio grosor del tronco.
En caso de que el árbol resulte demasiado alto, puede cortarse la parte superior del tronco y elegir una rama joven como nueva gula. Otra solución es crear un <jin>>, que es así como se denomina a las ideas de madera muerta en ‘Ia extremidad de’i tronco o de una rama. El jin resulta especialmente impresionante en el ápice de una confiera.
Si por el contrario al tronco le falta altura, una solución es cortar justo sobre una rama vigorosa que se utilizará de guía dirigiéndola hacia arriba con ayuda de alambres (figs. 3 y 4).

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Puede usarse una rama vigorosa como guía dirigiéndola hacia arriba, para aumentar la altura del tronco

Ramas
Otro elemento a considerar a lo largo de la formación del bonsai son las ramas.
Si estudiamos con atención la disposición de las ramas en diversos bonsais podremos comprobar que en la mayoría de ellos el numero de ramas es ínfimo y que están siempre cuidadosamente dirigidas y ordenadas en el espacio. De esta forma, una vez más, constatamos que un bonsai no es solo un duplicado miniatura de los árboles silvestres, sino que para su formación se siguen una serie de normas, que a la vez que le asemejan al árbol silvestre, a simple vista también le diferencian de él. Este es el caso de las ramas, que son relativamente pocas en el bonsai y numerosas en el árbol que crece en el medio natural.
Hemos dicho que el tronco es el eje principal del bonsai, pues bien, las ramas determinan el contorno básico alrededor de este eje, por eso es de primordial importancia estudiar a conciencia su distribución.
Las ramas, como determinantes del contorno básico, estén sujetas en su disposición, longitud, altura y número, a los diversos estilos, ya que Según el estilo elegido, su distribución y características varían.
En los estilos verticales (chokkan y moyogi) e inclinado (shakan) la rama más baja (1 en la fig. 5), debe nacer aproximadamente a la altura de un tercio del tronco a partir de la base. Esta rama es la más larga, y en los estilos inclinado e informal vertical se extiende en dirección opuesta a la inclinación o curva del tronco. La rama superior a ésta (2 en la fig. 5) crece en dirección contraria y es más corta y menos gruesa. Entre estas dos ramas existe otra (3 en la fig. 5) que crece hacia la parte posterior.
Este diseño general de las ramas puede ser repetido en la copa del árbol, donde las ramas presentan esta misma distribución aunque su longitud naturalmente es menor que la de las de la base, como ocurre en el ramaje de los árboles silvestres que a medida que nos aproximamos a la copa la longitud y grosor de las ramas es cada vez menor.
Las ramas que crecen hacia adelante directamente en la cara del bonsai se eliminan, ya que estropearían la visión armónica del conjunto. En cambio, se dejan las del tercio superior del árbol que al ser pequeñas se consideran ornamentales.
En caso de que existan dos ramas opuestas al mismo nivel del tronco se conserva solo una y s suprime la otra. Tampoco se aceptan las ramas paralelas que crecen consecutivas.
La longitud y el tamaño de las ramas del bonsai deben ser distintas, y también debe variar el espacio existente entre ellas.
Distribución y longitud de las ramas en los estilos verticales e inclinados

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Este espacio ira disminuyendo gradualmente hacia arriba. En el estilo chokkan se va acortan do uniformemente a medida que nos acercamos al ápice. Pero esta uniformidad solo es aceptada en este estilo, ya que crea un efecto en exceso estilizado y rígido.
El grosor de las ramas debe ser el justo para no crear una sensación de desproporción y desequilibrio. Tendrán un diámetro claramente menor que el tronco, y las ramas que resulten demasiado gruesas deberán eliminarse. El ángulo de inclinación para todas las ramas será aproximadamente el mismo.
Cuando una planta resulta elegida para convertiría en bonsai debe comprobarse que las ramas principales cumplan los requisitos señalados. Si las menores no siguen estas pautas, la solución para corregir los defectos es cortarlas de acuerdo al esquema que nos marca el estilo elegido.
Siempre se deben eliminar las ramas paralelas, las que cruzan por delante del tronco, la mayoría de las que crecen directamente hacia adelante (excepto las que se han señalado anteriormente) y, en general, aquellas que no guardan la debida proporción con el resto de la planta.
El ramaje, siendo rico en variedad y de apariencia artística, determina el contorno básico del bonsai contribuyendo a su formación y conservando la esencia de este arte que es conseguir formas equilibradas y armónicas semejantes a las que puedan hallarse en la naturaleza.

Follaje

Cada elemento forjador del bonsai tiene una misión especifica a cumplir. En el caso del follaje, entendiendo como tal el conjunto y características de las hojas, el objetivo desde el punto de vista estético es poner de relieve y a la vez complementar la estructura del tronco y de las ramas.
Si el follaje es en exceso abundante y espeso puede llegar a ocultar la estructura del bonsai, y si resulta en demasía escaso o espaciado tampoco es conveniente, ya que delata Un árbol débil o enfermizo.
El follaje ideal es el de hoja pequeña y compacta que crece en densos grupos. Las hojas deben ser indicadoras de vitalidad y salud, pero sin ser tan exuberantes que oculten las otras partes del árbol.
Se puede controlar el crecimiento de las hojas. La técnica de la poda de las hojas se ha usado en los bonsais de hoja perenne y en la mayoría de los caducifolios con el propósito de acelerar su crecimiento y readucir el tamaño de las hojas. No obstante, el control sobre la talla de las hojas es limitado, y lo más conveniente es escoger para bonsais especies arbóreas o arbustivas que presenten hoja pequeña.
Ahora bien, así como se puede reducir, aunque de manera limitada, el tamaño de las hojas, no puede hacerse lo mismo con el tamaño de las flores y los frutos.
En el caso de árboles o arbustos ornaméntales por sus flores y frutos, es aconsejable elegir variedades miniaturas para convertirlas en bonsais. De cualquier forma, un cerezo bonsai de 15 centímetros de altura, por ejemplo, con frutos de tamaño natural, podrá ser muy llamativo y espectacular pero no podrá competir nunca como bonsai en belleza y armonía con un proporcionado arce japonés o un enebro.

Raíces

No debe olvidarse el papel de las raíces como elemento formador del bonsai.
La mayor o menor exposición de las raíces al descubierto depende del estilo elegido para el bonsai, pero en cualquier caso la apariencia de las raíces visibles es muy importante. Es básico que se vea perfectamente el cuello de la planta, es decir, donde se junta el tronco con las raíces.
Las raíces gruesas que crecen del cuello y se sumergen en el suelo añaden carácter al bonsai y aparentemente aumentan su edad, ya que una característica de los viejos árboles silvestres es la visibilidad de la parte superior de alguna de sus raíces.
Puede ser que el bonsai presente alguna raíz excepcionalmente gruesa. Si se da este caso se situará en la parte posterior del bonsai, es decir, en la espalda, nunca en la cara, pues podría estropear o mermar el efecto armónico del conjunto de los elementos.
Lo normal es extender las raíces en todas direcciones aunque nunca de forma demasiado simétrica. Las raíces no deben presentar una distribución a manera de los radios de una rueda, sino una más asimétrica, aun que siempre a lo largo de la circunferencia del tronco.

Macetas
El ultimo, y no por eso menos importante, de los elementos del bonsai es la maceta, tan básica como cualquier otro de los elementos que lo forman, y por ello debe ser una parte que armonice con el conjunto, es decir, que al contemplar una colección de bonsais las macetas no deben ser lo primero que nos salte a la vista, sino que cada una debe ayudar a proporcionar esa sensación de armonía y equilibrio de acuerdo con la planta que contiene.
En los albores de la historia del bonsai, las plantas miniatura fueron una excusa para atraer la atención sobre las macetas que eran verdaderas obras de arte. Con los siglos, la maceta pasó a integrarse en el conjunto del bonsai llegando a fundirse en un total armónico e inseparable.
Las macetas para bonsai se dividen en dos grupos: las de procedencia japonesa y otras, y las de procedencia china. Estas últimas son las me mejores para bonsais, porque reúnen todas las condiciones necesarias para un crecimiento sano: buena ventilación, buen drenaje e inducción de calor. Bajo una apariencia delicada presentan el justo grosor y están elaboradas con el material adecuado. Son apreciadas también como objetos artísticos. Los cultivadores japoneses tienen en gran consideración las macetas denominadas Kowatara, fabricadas hace doscientos años. Chuwatari y Shinwatari son otros términos empleados para denominar otros dos grupos de macetas para bonsai de procedencia china.
Pero estas macetas chinas actualmente son escasas y las macetas japonesas fabricadas en Tokoname, área cerca de Nagoya, son buenos sus titutos. Son económicas, fácilmente asequibles y se presentan en todas las formas y tamaños. Estas macetas japonesas no esmaltadas cumplen todos los requisitos para cultivar un bonsai.
Actualmente, en muchos mas países se fabrican este tipo de macetas, de tal forma que no tenemos que recurrir necesariamente a las de origen chino o japonés, que pueden resultar algo costosas, aunque continúan sien do las que ofrecen m calidad.
Todas las macetas para bonsai, sea cual sea su procedencia, presentan una característica fundamental e imprescindible para asegurar un buen drenaje, hecho a tener en cuenta en cualquier tipo de cultivo y mucho mas en el de bonsais, ya que existe una buena cantidad de masa radicular y poca tierra, con lo cual el peligro de putrefacción de las raíces es elevado. Esta característica mencionada es el número considerable y el tamaño de los orificios de drenaje necesarios para asegurar que el exceso del agua de riego no quede retenido en el fondo de la maceta, pudiendo producir la podredumbre de las raíces.
Existen unos 2.000 tipos distintos de macetas para bonsai, aptas todas ellas para poder seleccionar la más conveniente y que se adapte y armonice con la planta que va a contener. Estos 2.000 tipos distintos pueden clasificarse de acuerdo con:
a) el material del que está hecha (porcelana, terracota, etc.).
b) la forma de la maceta (ovalada, cuadrada, rectangular, etc.).
Pero al cultivador no le interesa la clasificación de las macetas para bonsai, sino saber elegir la adecuada para cada caso, y para ello se guiará más que por el material, por el color, la forma y el tamaño. Una vez mas hay que recordar que la regla principal para su elección es la de conservar la armonía del conjunto.
Ya se ha apuntado que las macetas chinas, que pueden ser vidriadas o no y que se confeccionan con una mezcla adecuada de arena y arcilla, son las mejores. Pero una maceta china para bonsai, de bella forma y en perfecto estado, puede resultar a un precio excesivo para la mayoría de los bolsillos, por eso las de procedencia japonesa de terracotas no esmaltadas son consideradas excelentes, ya que permiten un buen drenaje y su precio es asequible.
Tradicionalmente, para árboles ornamentales por sus flores o frutos, se suelen usar las de cerámica esmaltada; para los árboles apreciados por su follaje perenne se prefieren las no esmaltadas, y para árboles de hoja caduca se usan indistintamente macetas de cerámica esmaltada o no esmaltada.
De acuerdo con la especie y forma de los árboles que se van a cultivar se seleccionará la maceta con cuidado, prestando atención en primer lugar a la forma. Especies distintas deben plantarse en macetas distintas.
Así, para pinos y otras confieras con troncos rectos lo mejor son las macetas cuadradas u ovales no demasiado hondas. En cambio, para la mayoría de árboles caducifolios se usan macetas bastante planas, rectangulares u oblongas.
La forma de la maceta reviste fundamental importancia en el arte bonsai y debe estar de acuerdo con el estilo elegido.
Para un único árbol vertical o con el tronco inclinado, la forma más apropiada es la rectangular. Si el tronco es muy delgado y estilizado es más aconsejable un recipiente de forma cuadrada. Si el bonsai tiene dos troncos armonizara con una maceta de forma oval.
Los árboles plantados en grupo (yoseue) van bien en macetas planas poco profundas, rectangulares u ovales, que dan sensación de amplitud. Las mace tas hondas no son adecuadas para este estilo, únicamente pueden ser algo más hondas en el caso yoseue, en el que se utilizan varias especies distintas.
Las macetas cuadradas o hexagonales hondas son las idóneas para el estilo kengai o cascada. Para el semicascada, se escogen las hondas y cuadradas.
Los recipientes rectangulares, en cambio, son los preferidos para el estilo ishizuki.
Una vez seleccionada la forma, se procederá a la elección del color, tan importante como la primera, si se quiere conseguir el máximo partido del bonsai,
Para escoger el color de la maceta se suele tener en cuenta el tipo de árbol o arbusto que se va a plantar.
Así, para pinos y otras confieras se prefieren los colores lisos como el marrón, púrpura, gris o ladrillo.
Para los caducifolios son idóneas las macetas de cerámica vidriada en azul o verde y chispeada.
Y para las plantas ornamentales, por sus frutos y flores, se eligen macetas cuyo color contraste y resalte con el de las flores o frutos. Por eso no es recomendable plantar un árbol con frutos rojos en una maceta roja, o uno con flores blancas en una maceta blanca.
Finalmente, elegidos ya la forma y el color, el siguiente paso es considerar su tamaño.
Existe una regla muy simple para todos los estilos (excepto para el yoseue) y es muy fácil de recordar. La longitud de la maceta debe de ser aproximadamente unos dos tercios de la altura del árbol o de la longitud de las ramas más bajas. Es decir, por ejemplo, para un árbol de 30 cm de altura, la longitud de la maceta será de 20 cm.
Respecto a la profundidad de la maceta generalmente es la misma o el doble que el grosor de la base del tronco. En una plantación en grupo (yoseue) se torna el grosor de la base del tronco mayor.
La forma, el color y el tamaño, bien elegidos, de la maceta para el bonsai ayudarán a conseguir el efecto armónico de la obra de arte que se va a crear.

Herramientas Utilizadas para el diseño de un bonsái:

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